En el primer momento
de la noche
comprendi que me habia,
interrumpido la lectura,
de un poema
con sus gotitas,
de sensualidad.
Le pregunte a mi conciencia,
no sin, un secreto placer
la causa de esa mirada eterna,
ante mi poder responder
me atrajo ante tu presencia,
como diciendo...
Acercate un poco,
para que vea
tu belleza,
sin darte tiempo,
te lleve a mis brazos
sin tu, decir nada,
entramos en el dormitorio,
cerre las puertas
a tus espaldas,
te acercastes tanto a mi,
que percibia el calor,
de tu amor,
tus labios me atraian,
estaban entreabiertos
dejando ver unos dientes,
cuyo objetivo en la vida
seria el de morder
unos labios
sedientos de placer.
Me enlace a tu cintura,
nuestros vientres estaban
uno contra otro,
cruce mis dedos
por tus cabellos rizados,
te acaricie la nuca,
en ese momento
un estremecimiento,
te recorrio toda tu espalda.
Deslice mi mano
por el escote de su vestido,
senti sus pezon
duro y erguido,
lo agarre entreabierto
entre mis dedos,
lo aprete
y supe,
que ese simple gesto
provocaba en mi,
un placer,
por todo mi ser.
Tu cuerpo se estrechaba
mas contra mi,
me deseaba,
mientras mi mano
te arremangaba el vestido,
extremeciendo con lentitud
el deseo de estar,
suavizando tu entrepierna.
Y en lo mas profundo
de tu vientre,
violentos espasmos
retorcian tus carnes,
nuestros labios
se deseaban,
cuando mas,
me negaban tus caricias,
mas aumentaba mi deseo,
por tenerte en mi,
te queria dentro de mi,
me retorcia de deseo
teniendo tu cuerpo,
suplicandome mis caricias,
de repente suavice mis dedos
en un gesto que resulto,
fulminante,
lanzastes un gemido
de placer, que resulto
por la mordedura,
se sus dientes sn mis labios.
Hubiera deseado
desnudarla,
y sentir su piel
contra la mia,
ella la tenia suave, tierna
como la suavidad de un bebe,
deseaba llevarla
acurrucada
en mis brazos,
hasta que llegase
la luz del nuevo dia.
Felipe Brea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario