Sienteme despacio, vida mia
muy adentro,
toma, la suavidad
de mis manos,
en tu monte de venus
estremecido de deseo,
acercarte a mi boca
toma las delicias de mis labios,
como te pueden devorar
a poquito a poquito,
acaricio el delicicio
de tus pezones,
que me acecho
con mi deseo,
penetrando las fronteras
de tu alma.
Bajando los costados
de tu suave espalda,
sujeto tus caderas
agitadas en el vaiven,
de nuestro extasis
asi desciendes hasta
el roce embelesado,
de nuestro deseo
de amor bello,
alli donde se empapa
mi regazo,
con el sudor deseado
de tu cuerpo,
el placer semejante
a tu hermosura,
recorriendo tu intimidad...
Porque asi somos
amor, dos suaves
caricias, del mismo calor
de nuestro amor surgiran,
mis manos, en tu nuca
mis labios, en tu dulce boca
deshojare acercandome,
con las yemas
de mis manos,
en el embelesar
de tu piel,
de tu piel,
con esa pasion
que fluye,
en ti,
acariciando tu amor,
en todos los silencios
que me agitan,
como acordes de pasion
asi siento en tu medida
estremecida,
tus bellos senos
cual cristales afilados,
por tu amor...
Ay del beso, extasiado
como estampida
como esencia pura,
recorrida por la selva
de tu estremecer,
de arrebatos
con las manos encendidas
de deseo eterno,
separandote tus muslos
otra vez,
deseantes son, sin duda
tus gemidos,
aturdidos, tus labios
con los mios,
dando a la luz
la plenitud,
de un gran amor.
Felipe Brea
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